"Es cuando plantamos con fe la semilla, que pronto vemos el milagro de su florecimiento. Pero el hombre muchas veces no ha entendido esto y ha alterado el orden del proceso. El desearía tener la siega antes de la siembra, la recompensa antes del servicio, el milagro antes de la fe. Ni siquiera los más exigentes sindicatos de obreros se atreverían a pedir el salario sin antes realizar el trabajo indispensable. No obstante, a muchos de nosotros sí nos gustaría gozar de toda fuerza y vigor sin observar las leyes de la salud; de una prosperidad procedente de las abiertas ventanas de los cielos sin cumplir con el pago de los diezmos. Quisiéramos gozar de una estrecha comunión con nuestro Padre sin siquiera observar el ayuno y la oración; o tener lluvia en la estación debida y paz sobre la tierra sin preocuparnos de guardar el Día de Reposo ni obedecer los otros mandamientos que El nos ha dado. Quisiéramos cortar la rosa antes de plantar sus raíces; o recoger el grano antes de sembrarlo y cultivarlo. "
Oh, si tan sólo pudiéramos comprender lo que explica el profeta Moroni:
Porque si no hay fe entre los hijos de los hombres, Dios no puede hacer ningún milagro entre ellos . . .
Y en ningún tiempo ha obrado alguien milagros sino hasta después de su fe; por tanto, primero 12
creyeron en el Hijo de Dios. (Éter 12:12,18.)
Oh, si tan sólo pudiéramos comprender lo que explica el profeta Moroni:
Porque si no hay fe entre los hijos de los hombres, Dios no puede hacer ningún milagro entre ellos . . .
Y en ningún tiempo ha obrado alguien milagros sino hasta después de su fe; por tanto, primero 12
creyeron en el Hijo de Dios. (Éter 12:12,18.)
Basado en discursos de
Spencer W. Kimball
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